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Notas "Off the record" de Ángel Rico

La “guelga”, el piquete y los dentistas

*Por Ángel Rico

Le contaré a usted, respetado lector, que en la mañana de hoy me dirigía caminando a mi trabajo cuando, sobre las 08h30, me crucé con un piquete informativo, formado por unos veinte componentes que con pitos, banderas rojas y dos (2) megáfonos de mano, uno abriendo y otro cerrando la comitiva que vociferaban el eslogan: “—guelga, guelga, guelga, ¡guelga general!—“ / “guelga, guelga, guelga, ¡guelga general! Sin temor a equivocarme pude adivinar que se dirigían a impedir la apertura de un centro comercial de conocido apellido francés.

El azar había previsto que nuestro encuentro se produjese en una vía bastante transitada en el momento que el paso de cebra se ponía en rojo. La vociferación continuaba: “—guelga, guelga, guelga, ¡guelga general!—“. Un servidor, de forma totalmente respetuosa se dirigió a la persona que portaba el segundo megáfono, cerrando la procesión sindical y le pregunte: --Ciudadana ¿Por qué no debo ir yo hoy a trabajar?--. A lo que la interpelada con sorpresa respondió: –Loquee, ¿es a mí?--. --¡Sí! En efecto es a ti ciudadana--. Le aclaré.

Mi pregunta sorprendió al grupo provocando el silencio en los cantos y los pitos, todos los ojos (veinte pares) se dirigieron a mí, con sorpresa porque obviamente en su guión no contaban con esa pregunta, en ese lugar.

Atreviéndome a insistir en mi pregunta a la segunda megafonísta: --Ciudadana ¿Por qué no debo trabajar hoy?--.

Respondiéndome: --Para defender los derechos de los trabajadores--.

En ese momento el primer megafonísta volvió a insistir: “—guelga, guelga, guelga, ¡guelga general!—“ Mientras el resto del grupo seguía mirándome.

Y volví a preguntar: --Pero del Decreto de Reforma Laboral ¿Qué artículos hay que cambiar? O dicho de otra forma ¿Qué propuesta defendéis ciudadanos?--.

Uno de ellos dijo en voz alta: --¡Somos un piquete informativo! , ¡Somos un piquete!--.  Yo no sabía que la Revolución Francesa que consiguió que  los súbditos se convirtiesen en ciudadanos, quitaba la ciudadanía a los piquetes.

--Está bien –respondí—Señores piqueteros, señoras piqueteras ¿Qué propuesta alternativa  defendéis a la Reforma Laboral del Gobierno?--.

Se produjo un murmullo casi general y la segunda megafonísta respondió: --Que too siga igual. No perder derechos--

Por mi parte, al considerar que había conseguido, en relación a la segunda megafonísta, la suficiente conexión para seguir preguntándole continué: --Piquetera, ¿tú trabajas?—Me respondió, ¡No!. Y ¿Estudias? -- Respuesta: --No. --¿A qué te dedicas siendo tan joven? – Soy del sindicato.

El semáforo había cambiado de color varias veces, el grupo me había rodeado (supongo que para oír mejor) bajo la atenta presencia de un furgón policial que se encontraba a media distancia, pero ningún piquetero, y ninguna piquetera había cruzado la calzada.

Yo volví a preguntar: --¿Y qué queréis conseguir con la huelga general?—Obteniendo como respuesta: --Que se pare todo el mundo--. En mi interés de ser ilustrado en los objetivos sindicales, insistí con mis preguntas: --¿Incluso tienen que dejar de trabajar los dentistas? – La segunda megafonísta, antes de responderme volvió a recitar: “—guelga, guelga, guelga, ¡guelga general!—“. –Claro, ¿Por qué deberían trabajar los dentistas?—A lo que, un servidor, respondió: --Porque, si por la fuerza, trataseis de impedirme ir a trabajar, con toda seguridad agradeceríais que los dentistas estuviesen trabajando.

El semáforo se puso en verde, los piqueteros cruzaron la calzada, como un ato de Ovis orientales aries (mamífero cuadrúpedo, ungulado, rumiante doméstico), el concierto de silbatos y el movimiento de banderas se reinició, y los portadores de megáfonos volvieron con su intelectual mensaje: “—guelga, guelga, guelga, ¡guelga general!—“.

El furgón de la policía continuó su discreto y vigilante control de los piqueteros, al pasar delante de mí, pude observar un interminable bostezo por parte de uno de los funcionarios policiales.

…He dicho!

*Es miembro de FAPE 

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